lunes, 15 de diciembre de 2014

Pintores surrealistas. Parte I.


Max Ernst.



Artista alemán nacionalizado francés que fue una figura fundamental tanto en el movimiento dadá como en el surrealismo. 
Ernst practicó diversas y originales técnicas pictóricas, siempre dentro de la estética de lo absurdo y dictadas por el automatismo característico del surrealismo. 


Max Ernst La ninfa Eco 1936.

Napoleon in the Wilderness, 1941.

Mucho del trabajo de Max Ernst se caracteriza por su temática inquietante y por la aparición de formas orgánicas y minerales que crean una atmósfera de pesadilla. 



Leonora Carrington




Pintora de origen inglés que se inicia en el surrealismo de la mano de Max Ernst y desarrolla la mayor parte de su vida y obra en México.


Brujas juegan al cubilete.



El Templo de la Palabra, 1954.

Ab Eo Quod, 1956

Leonora Carrington Moorhead, desarrollo un lenguaje artístico determinado por diversos temas como el simbolismo alquímico, el gnosticismo, la cabala, la psicología junguiana, etc.



Jacek Yerka




Jacek Yerka, pintor surrealista nacido en Polonia. Por algunos ha sido llamado El Bosco del siglo XXI, también, el Pintor de los sueños.





Sus ilustraciones, que nacen de un dibujo de grafito, pasan por los lápices de colores y un borrador pastel para terminar en pintura acrílica, son en su mayoría paisajes magníficos, animales raros con gran carisma y escenas que parten de su memoria.


Remedios Varo.



Pintora española. Relacionada en sus inicios con los movimientos de vanguardia, su obra se inscribe dentro de un surrealismo muy personal. Entre sus cuadros, caracterizados por una gran profusión de imágenes y una peculiar combinación de poesía y humorismo.

Mujer saliendo del psicoanalista, 1960.


Trasmundo, 1955.

En sus obras, ella trataba de plasmar un mundo irracional y emotivo, una atmósfera íntima, un universo en donde las mujeres son, más que objetos del deseo, madres, magas, alquimistas y generadoras de vida.


André Masson.


Pintor francés. Iniciado en el cubismo, derivó con posterioridad hacia el surrealismo. Adoptó un lenguaje más abstracto y se orientó también hacia el retrato.

Los segadores andaluces, (1935).



Su obra ulterior, entre abstracta y figurativa, se caracteriza por su temática violenta.


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